Maquinistas: la devoción por consumir.
Fotografía de Vivienne Westwood, diseñadora en contra del consumismo. |
Si la jornada
laboral termina de media entre las 20.00 y las 21.00, llegarás a tu casa aproximadamente en media hora o algo más tiempo (depende de dónde te encuentres). Quizá tengas que ducharte, igual hasta cenas, y la programación televisiva no arranca hasta las 22.15 o 22.30. Contando con anuncios, lo que estés viendo terminará sobre las 00.00 (si no es más tarde) y tu alarma
suena a las 7.00 am.
Hoy en el metro una mujer carraspeaba, no tenemos una
mímesis con nuestro cuerpo.
Mente y cuerpo fluyen por separado. Vamos como con la
cabeza volando a todas partes.
El otro día oía una conversación en el portal de
mi casa, un matrimonio discutía por dinero.
Una mujer con un ojo
morado no contesta a mi pregunta, es drogodependiente.
Hay una orden de
alejamiento en la puerta.
Nos han convertido en máquinas.
.
Nos han convertido en máquinas.
.
Consumimos
constantemente, devorando productos sin cansarnos. El consumismo es una sed que nunca se sacia. La economía
no tiene por qué crecer. ¿Explicación de esto? James Petras y Adam Smith pueden
dárnosla.
James Petras, cuya
descendencia es Griega, realizó en 1995 cuando llegó a Barcelona un escrito socioeconómico llamado el Informe Petras. El estudio muestra que la estrategia de modernización ha
incrementado el empleo en los trabajos inestables y mal pagados para la gente
joven y emplea a los trabajadores por debajo de sus niveles educativos, él nos muestra los últimos cambios que ha habido en el último siglo, nos narra las consecuencias del individualismo y el consumismo descontrolado, aquí
viene un resumen de las partes que para mí son más relevantes:
“Una democracia viable depende de la capacidad de los ciudadanos de
sentirse libres para ejercer sus derechos, sin las amenazas o la intimidación
de aquellos que ejercen el poder en el régimen o el Estado. Una cultura política
autoritaria es aquélla donde la corrupción es desenfrenada y el enriquecimiento
personal es endémico al sistema político. La ciudadanía se reduce a votar por
un menú político de élite, en vez de ser orientada activamente a formular los
contenidos del menú. En este sentido, los votantes no son ciudadanos, en la
medida en que no son miembros de una comunidad política. Aunque votar es un
ingrediente necesario de la ciudadanía, resulta claramente insuficiente. Según
casi todos los trabajadores, el tardofranquismo y la Transición ( de 1974 a
1979) fueron tiempos de una gran participación social, de optimismo en el
futuro y del más fuerte sentido de solidaridad social. En este contexto, muchos
padres consienten a sus hijos sub o desempleados, les compran bienes de consumo
y les subvencionan los fines de semana, pidiéndoles poco a cambio. Sin embargo,
hay una tensión latente en la familia, a medida que la edad de los hijos
dependientes se aproxima a la treintena. Los padres tienen que pagar las
facturas, limpiar la casa y restringir su nivel de vida, y se van sintiendo así
cada vez más exasperados. Tan pronto culpan a los niños por no encontrar empleo
como maldicen al sistema que niega oportunidades o se sienten culpables por no
haber podido "colocar" a sus hijos. Entre los trabajadores jóvenes hay una frustración creciente por el
empleo inestable, el trabajo ocasional de subsistencia y la incapacidad para
emanciparse y progresar. La otra cara del aumento de la inseguridad y de
los bajos ingresos de los jóvenes trabajadores es la seguridad y los altos
ingresos que corresponden a los abogados, ejecutivos y directores de las
grandes y medianas empresas. Mientras
que los jóvenes trabajadores vegetan en casa de sus padres, los nuevos ricos se
compran casas de piedra románica de 40 millones de pesetas y se gastan otros 13
millones en "remodelarlas". Mientras que los ricos envían a sus
hijos a estudiar a las Escuelas de Negocios de Harvard y Standford, o a la
London School of Economics, o a una de las costosas universidades privadas de
Barcelona, los hijos de la clase obrera hacen trabajillos ocasionales en la
periferia de la sociedad. Para los pocos hijos de obreros que siguen adelante
con sus estudios, las perspectivas en el mercado de trabajo tampoco es que sean
particularmente brillantes. Lo
asombroso respecto al destino de millones de jóvenes mal pagados y subempleados
sin futuro es la indiferencia de la sociedad, incluyendo la indiferencia de la
clase media "progresista". ¿Dónde están los progresistas? Están
activos, pero lo que les interesa es el dos por ciento de “marginales":
los gitanos, las prostitutas, los inmigrantes; el acoso sexual, el
racismo...cualquier cosa menos el destino de tres millones de españoles
desempleados, los jóvenes trabajadores con contratos temporales y los que
tratan de vivir del salario mínimo. El rock mercantilizado, con sus surtidos
estandarizados de chaquetas negras, pendientes y peinados, brinda símbolos
"externos" de "rebelión" que enmascaran la interiorizada
conformidad con un estilo de vida consumista e individualista. Las amistades
del barrio están desconectadas del lugar de trabajo y, en muchos casos, están
divorciadas de cualquier discusión sobre problemas del "curro",
conflictos sociales u organización política. En el pasado, el compartir
experiencias personales y sociales reflejaba la imbricación entre trabajo,
barrio y placeres personales. Para los jóvenes, hoy, los largos períodos de
desempleo, la naturaleza transitoria y temporal del trabajo, el mal sueldo y la
impotencia en el lugar de trabajo no son propicios a experiencias compartidas. Los jóvenes, insertos en un mundo de
competición sin recursos ideológicos o una memoria histórica de las luchas
antifranquistas u obreras, son vulnerables a los mensajes individualistaescapista,
nacionalista o incluso racista (que culpa a los emigrantes). La legislación
anti-inmigrante de los partidos socialista y nacionalistas incita a los jóvenes
trabajadores parados a culpar a los inmigrantes de su falta de empleo. Ningún
líder político les dice que los inmigrantes no cierran las fábricas; los
capitalistas sí. Ni que los partidos socialista y nacionalistas aprueban una
legislación que faculta a los empresarios a pagar por debajo del salario
mínimo; no es la competencia con el 2% de inmigrantes lo que baja los niveles
de vida. La contradicción entre haberse
criado entre algodones y un futuro incierto genera un miedo y frustración
social en los jóvenes trabajadores que, si no se encauza a través de la
política de clase, puede degenerar en violencia individualizada.”
Adam
Smith nació en 1723 en Escocia, sus ideales han sido trasladados hasta nuestros
tiempos actuales. Escribió su primer libro, La Teoría de los Sentimientos
Morales en 1759, en el cual aparecía el concepto de “la mano invisible”
defiende cómo la ley de la oferta y la demanda se instaurarían positivamente en
cualquier sociedad. Smith defiende la búsqueda del interés individual sin
llegar a ser una forma ególatra o ambiciosa de actuar. Este interés mercantil
podría extrapolarse del individuo al conjunto. A diferencia del otro texto, esto es lo que se debería generar si hubiese empleo, política e ideales dignos. Aquí un ejemplo del
planteamiento de Smith:
“Tomemos el caso de un inventor que desarrolla un
prototipo de bombilla que consume menos energía que las demás. El inventor en
parte desarrolla su bombilla para comercializarla y ganar dinero, es decir,
está buscando su interés propio. Sin embargo el conjunto de la sociedad
indirectamente saldrá beneficiada del invento ya que se necesitarán fábricas
para construir las nuevas bombillas (dando empleo a trabajadores) y en
definitiva mejorando la vida de aquellos que pueden iluminar su casa mejor y de
forma más económica. Una de las nociones importantes que se derivan de la idea de
Smith es que los individuos pueden decidir de manera más apropiada que los
gobiernos qué se debe producir y consumir y en qué cantidad. Esta noción es uno
de los pilares del capitalismo y a veces esto se ha interpretado como una
ideología anti-estatal. Sin embargo Adam Smith cuidadosamente distinguió entre
interés propio y avaricia. Smith defendía el interés propio entendido en su
conjunto (teniendo en cuenta todas las implicaciones). Según Smith, está en nuestro interés vivir en un estado de
derecho donde se respetan los derechos de los ciudadanos y la ley."
En la foto está Vivienne Westwood nacida en Inglaterra en 1941. Es una diseñadora ecologista y activista que para mí es todo un referente. Hace poco leí una entrevista suya en la Tentaciones y además de decir frases tan loables como "el sistema financiero es malvado, hace ricos a unos pocos y pobres al resto". Ella piensa que el consumismo descontrolado es una locura y termina la entrevista diciendo:
Elige no comprar mucho: compra bueno y haz que te dure.
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