P E N S A M I E N T O I - II
P e n s a m i e n t o I
Fotografía de Donna Ferrato - TriBeCa |
A veces siento que no soy capaz de compartir muchas de las cosas que llevo
dentro. Las he ocultado durante tanto tiempo, que aunque en ocasiones quiera
soltarlas me las guardo de manera automática. Supongo que le pasa a
todo el mundo.
La mayor parte del tiempo intento ser positiva. Trato de llevar a cabo
ciertas acciones que me hacen sentir bien conmigo misma e intento dar ejemplo
de ellas. Pero luego veo tanta miseria en el mundo, que a veces no entiendo
para qué sirve lo que estoy haciendo yo.
A veces no me apetece esforzarme, sinceramente, pero lo acabo haciendo
por pura inercia.
A veces siento que tengo demasiadas cosas que hacer y muy poco tiempo, como
si estuviese dentro de un reloj de arena que se consume de manera espídica
(supongo que eso también le pasa a más gente). Creo que es porque nos han hecho
sentir que si no hemos hecho un millón de cosas antes de cierta edad, somos
unos fracasados. Que si seguimos viviendo con los padres a los treinta, somos
unos fracasados. Que si no hemos conseguido lo que esperan de nosotros a cierta
edad (tic, tac, tic, tac) somos unos fracasados: por eso tenemos tanto malestar
y tanto desdén en nuestro interior. La presión social evoluciona y se adapta a
cada época, pero siempre nos daña y nos perjudica de alguna manera.
¿Qué sabrá
la gente? Lo mejor que podemos hacer es cultivar el amor hacia nosotros mismos y
hacia los demás e intentar mantenernos creativos. No sé si este es el mensaje
que necesitabas para seguir, pero qué más da, sigue intentándolo, lo demás son
todo prejuicios. Abre los ojos.
P e n s a m i e n t o II
Vamos a hacernos añicos de una vez por todas, buscando desesperadamente a
alguien que nos haga sentir lo mismo que aquella vez
(…) l o a d i n g (…)
sin éxito.
Búsquedas humanas al borde del abismo. Aceptarlo supone colgarse al cuello
la etiqueta del conformismo.
Piensa un segundo ¡párate te digo! Que el éxito no es más que una
expectativa. La curiosidad es lo que nos lleva a buscarlo, pero al encontrarlo,
descubrimos que no merecía tanto la pena.
Quizá deberíamos intentar escuchar lo mejor posible con los oídos tapados y
cuidarnos de las reflexiones (no vaya a ser que nos topemos con algo que nos
haga sentir mal).
La inteligencia te la puedes quedar tú si quieres. A mi las cuentas no me
interesan, yo es que soy más de sentir (porque los fuertes no son los que
guardan, sino los que expresan).
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