Morir de amor.
Algunos dicen que nadie se muere por amor.
Si entendemos la muerte como el apagamiento del cuerpo: no, nadie lo hace.
Pero hay muchas formas de morir. Hasta las rosas que se marchitan y se deshacen de sus pétalos pueden seguir viviendo. A costa de tener sed, a costa de sentir frío, a costa de haber ardido con los rayos del sol.
Morir también significa “apagarse o dejar de arder” del sinónimo extinguirse/consumirse.
Sí se puede morir por amor.
Yo he muerto.
Varias veces.
Durante mucho tiempo me he sentido muerta en vida. Consumida. Extinta.
Uno simplemente echa a andar -con un súbito dolor- y va caminando y resolviendo los teoremas que la propia vida pide. Sonríe de vez en cuando y toma una caña algún mediodía. Pero mientras tanto, hay un hueco que contrae todo el espacio de tu cuerpo y no te deja respirar.
Ni pensar con claridad.
Ni vivir con claridad.
Ni actuar con claridad.
Sientes un vacío interno que te ha dejado inerte. Eso sucede cuando toda la calidez que experimentaste se disipa de un soplido.
¡Plof! Ya no hay llama: la combustión desapareció tan pronto como te quedaste sin oxígeno.
Supongo que el desamor es ese dolor abstracto y terrible que hemos normalizado sentir como algo universal, aunque haya personas que (por suerte) no lo hayan experimentado nunca.
Supongo que el desamor, es un dolor que simplemente se queda de alguna forma para demostrarte que una vez amaste por encima de tus posibilidades, por encima de ti, por encima de todo.
Y cuando ya no queda nada, ni recuerdos, ni caricias, ni pasión. Solo queda algo para demostrártelo: un recóndito vacío helado que abarca todo tu ser.
Por eso los cuerpos cuando dejan de sentir se quedan fríos.
Es lo mismo que pasa cuando te separas de alguien a quien amas.
Como uno cuando muere en vida.
Como cuando se muere por amor.
Decía Pessoa que las cartas de amor son ridículas pero que “más ridículo es no haber escrito jamás ninguna”.
No tenías razón, Pessoa.
Yo quemaría todas las cartas que le escribí.
Fotografía: Andrea Torres
Comentarios
Publicar un comentario