Fiebre - Bad Gyal.

Ayer fui a los Cines Verdi a ver Personal Shopper de Oliver Assayas.

Cuando salí, anduve pensando.

Mientras caminaba, había gente que terminaba de trabajar.

Una chica recogía una terraza y un hombre aún servía kebaps en un restaurante Turco.

Y pensé; ¿Qué querrán hacer? ¿Pensarán estar siempre así?.

Y luego recordé; Claro, si es que para respirar necesitan el dinero.

Necesito dinero.

Dinero.

Dinero para curarse.

¿Especialista con plantas homeopáticas, yoga, reiki, flores de Bach?

Págalo. Paga.

¿Quieres descansar?

Debes abonar tu descanso al sistema.

Vi a un hombre durmiendo en la calle, enfrente de una tienda de hogar. Qué paradójico.

Cuánta hipocresía. Somos hipócritas.

Todos tenemos la ideología de Captain Fantastic o de Into the wild pero ninguno nos atrevemos a aplicarla.

¿Por qué la posición profesional implica respeto, alabanza y un trato diferente?

¿Por qué? ¿Por qué hay que ser importante? ¿Por qué hay que triunfar? ¿Por qué queremos engullir más y queremos una casa más grande o la admiración de los demás? ¿Por qué según cómo, dónde y cuando nazca, voy a tener más suerte que otras personas?

Ayer iba con un vestido ajustado, sola, con los labios pintados y marcando el ritmo.

Y eso me hacía sentir que dentro de lo que cabe me siento privilegiada.

Por ser mujer y haber nacido en España. De pronto me inundó una tristeza inmensa.

Y me imaginé con un trapo en la cabeza,

-con un burka en Irán

-con un arnés en el siglo XX

-con una ablación en el clítoris

Y me atormentaba tanto que instantáneamente dejé de pensar más.

Escuchaba: "Te bailo. Me miras. Yo se que tu me amas."

Paso por un cartel que dice "No fue el fuego, fue el estado y el patriarcado."

Instantáneamente pienso: "Cuánta razón."

Y mientras sigo pensando.

Un coche silva.

Una moto pita.

No te impacientes, no te impacientes por colaborar.

Pero necesito influir.

Y ahora, es tiempo de curarse. 
De dejar las cosas claras y de coger fuerzas.

Pero coger fuerzas de verdad y dejarse en paz.

ShZ.

Fotografía de Francesca Woodman