El teléfono roto
Cansada de jugar al teléfono roto. Cansada de que digas una cosa y que sea interpretada al antojo de unos cuantos, tergiversada como unos quieren y malentendida como otros piensan.
Así que eso supone dejar de pisar los números con el dedo índice, dejar de llamar y coger el teléfono.
Así que lo voy a descolgar, y así nadie volverá a llamarme.
No habrá rastro de arena ni ápice de granitos de cuarzo dañándome los tímpanos.
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