LA MUJER TRAS EL HOMBRE, ALMA HITCHCOCK (PATT HITCHCOCK) - CRÍTICA

 Aprovecho ahora que está la exposición de Alfred Hitchcock en Madrid para hablar de este maravilloso libro, que trata de la vida de Alma Reville -más conocida como Alma Hitchcock- y a la cual voy a tener la cortesía de apropiarle de nuevo su apellido de soltera. La escritora del relato es Pat Hithcock, la hija en común del cinéfilo matrimonio Hithcock, que se encarga de ensalzar la figura tan crucial que ocupó Alma en las películas del director.

Como primer apunte es curioso saber que Alma empezó a trabajar como montadora cinematográfica -y en general en el mundo del cine- mucho antes que Alfred, unos cinco años para ser exactos. Es importante destacar todas las labores que Alma tenía en el mundo del cine, pues trabajó como montadora, guionista, adaptadora de novelas y ayudante de dirección. Hitchcock nunca enviaba una película sin habérsela enseñado antes a Alma. Contaba con la opinión de ella para cualquier cuestión acerca de sus metrajes: los actores, los planos, la forma de rodarla, el guión, todo. Si a ella no le cuadraba algo, automáticamente se desechaba. Eran una pareja perfecta en este sentido y en cualquier otro, Alma cocinaba las mejores recetas y Hitchcock fregaba los platos. Eran dos piezas que encajaban a la perfección. La gente que aparece hablando de Alma en el libro halaga a la cineasta con atributos como: inteligente, sincera, enérgica, cinéfila, decidida, tranquila, pacífica, gran cocinera, entregada y sobre todo, una persona con un corazón enorme. 

Lo más sorprendente es que a ella jamás le importó que no se le diese la misma fama que a su marido, porque tenía tanta seguridad en sí misma, que actuaba en pro a su trabajo sin importarle nada más. En el proceso de revisión antes de estrenar Psicosis -la película más exitosa de la pareja Hitchcock- el film pasó por las manos de diferentes montadores, técnicos, guionistas, adaptadores, críticos y ninguno de ellos se percató de algo que impedía que estuviese perfecta para lanzar al público. Hasta que Alma le dijo a Hitchcock: "¡No puedes entregarla todavía! - ¿Por qué? - ¡Porque se ve como Janet traga saliva después de muerta en la bañera!". He ahí la razón por la cual ese plano cambia de perspectiva para que no se aprecie el error. 

Es difícil condensar toda la información que Pat escribe en el libro, ya que no solo habla de su madre, sino que a su padre lo ensalza por las mismas nubes. Cuenta mil anécdotas, historias y vivencias hogareñas del matrimonio Hitchcock -y quién los conoce mejor que su propia hija-. Pero sí que el objetivo de la escritora es situar a su madre a la misma altura profesional que su padre. Aportando información sobre la importante labor que tuvo su madre en algunos de los largometrajes más importantes de la historia del cine, siendo una figura indispensable para su creación. Tristemente, no ha sido valorada igual que el director, como otras muchas mujeres que, a lo largo de la historia, escribieron cientos de relatos que tuvieron que firmar bajo el nombre de "anónimo" para no morir en la hoguera.

"Pido permiso para mencionar por su nombre únicamente a cuatro personas que me han dado todo su cariño, su reconocimiento, sus ánimos y su constante colaboración. La primera de las cuatro es una montadora cinematográfica, la segunda es una guionista, la tercera es la madre de mi hija Pat y la cuarta es la cocinera más excelente que haya obrado milagros en una cocina doméstica. El nombre de las cuatro es Alma Reville...Quiero compartir este premio, como he compartido mi vida, con ella."

Alfred Hitchcock en 1979 - Premio concedido por el American Film Institute

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