ESTRÉS: LO QUE NO TE MATA, TE DESTRUYE.

Ilustración de Henn Kim

No todos estamos hechos para seguir los mismos patrones.

No somos una tela que confeccionar.

La depresión, además del cáncer y la obesidad se han convertido en las enfermedades del siglo XXI.

Eso no es lo peor de todo, lo peor es que vivimos con ellas y las normalizamos.

Hace unos días vi una entrevista que le hicieron a Chester Bennington, el cantante del grupo de música Linkin Park el cual se suicidó el 20 de Julio de este mismo año.

Probablemente en nuestra cabeza está el “Dicen que teniendo éxito lo tienes todo, luego mira.”

Quizá si Bennington no fuese famoso lo hubiera hecho igual, o igual fue el éxito lo que propició que lo hiciera. No lo sé.

Pero como sociedad, obramos mal.

El estrés y la ansiedad se manifiestan de muchas maneras y afectan de manera diferente, según la persona.

Lo peor de todo es que es algo progresivo, que va del menos al más, escondiéndose poco a poco hasta que aparecen todos sus síntomas. Entonces te quedas descolgado y sin darte cuenta lo has fabricado tú mismo.

Escribir me desahoga, pero tengo tantas cosas que expresar que no sé por dónde empezar.

Damos a nuestros hijos bebidas y alimentos cargados de azúcar, perjudicándolos y condenándolos desde que nacen. Las chucherías y el chocolate siempre serán los premios.

Con estos alimentos y nuestro estilo de vida fabricamos el cáncer que se gestará en el mañana. Porque: corre, salta, vuela. Siempre a prisa. Contando el tiempo como si fuera algo que se mide sin malgastarlo. Teniendo la agenda repleta de citas. Obligaciones burocráticas de un absurdo sistema que hemos inventado.

Situaciones emocionales insostenibles, que no nos permiten ser nosotros mismos, anteponiendo el comportamiento cívico al natural.

Con todo y con eso, aglomeramos y amontonamos todas estas vivencias en un saco, un tumulto de hiperactividad y de sensaciones con las que ni siquiera nosotros podemos lidiar.

Y todo eso estalla, haciendo que nuestra sinapsis se dispare. Envolviendo a nuestra mente en un yugo de destrucción impermeable.

Y aparece la depresión. La ignoramos y la aniquilamos a través de la distancia. Hasta que deja de existir, y nosotros con ella.

Estoy descontenta, insatisfecha y enfadada con mi sociedad y con el mundo del día a día.

No todos estamos hechos para seguir los mismos patrones.


No somos una tela que confeccionar.

ShZ.

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