EL JUICIO QUE ANIQUILÓ EL ARTE - OSCAR WILDE
Polifacético, elegante, culto, políglota, devoto y servidor del arte son palabras que definen a Oscar Wilde (Irlanda, 1854).
El escritor de exitosas obras como, El retrato de Dorian Gray, Salomé o La importancia de llamarse Ernesto fue derrumbado por la propia sociedad Victoriana de Inglaterra, acusado de sodomía, grave indecencia y homosexualidad. Esta denuncia fue impuesta por el Marqués de Queensberry, el padre de Lord Alfred Douglas al enterarse de la relación sentimental que mantenía el autor con su hijo.
El escritor de exitosas obras como, El retrato de Dorian Gray, Salomé o La importancia de llamarse Ernesto fue derrumbado por la propia sociedad Victoriana de Inglaterra, acusado de sodomía, grave indecencia y homosexualidad. Esta denuncia fue impuesta por el Marqués de Queensberry, el padre de Lord Alfred Douglas al enterarse de la relación sentimental que mantenía el autor con su hijo.
Hace unos cuantos meses, estrenaron Gross Indecency en el Teatro Fernando Fernán Gómez. Esta maravillosa obra, cuenta el proceso de los tres juicios a Wilde, los testimonios de los jueces y las cartas que él y Douglas se escribían.
Tras varias confesiones y juicios, Wilde pasó de ser venerado a ser crucificado en cuestión de meses, siendo condenado finalmente a dos años de trabajos forzados en prisión.
Según el poeta, su fama se tornó infamia en un golpe de martillo, quedándose arruinado y perdiendo toda su reputación como autor, siendo rechazado por su propio pueblo. Estaba casado con Constance Lloyd pero se separaron a consecuencia de todo este suceso. Tras su encarcelamiento, Wilde fue obligado a renunciar a sus hijos y jamás pudo volver a verlos. Se vio envuelto en un auténtico boicot, las editoriales dejaron de vender sus libros, le quitaron sus pertenencias y se quedó en la nada.
Alfred Douglas sentía una profunda admiración por Oscar Wilde, no podríais llegar a imaginar cuánto se amaban y la rabia que ambos debían tener contenida por toda la represión social y por el encarcelamiento de Wilde. Se mandaban cartas de profundo amor en secreto, propias de un amor que no debía existir, pero que existía. Hasta que el dramaturgo ingresó en prisión y entonces hubo un gran espacio para el rencor y el resentimiento.
Durante sus años en la cárcel, Wilde escribió De profundis en 1897, una epístola que va en su mayoría dirigida a Douglas, en la que escribe;
"Hace unas seis semanas el médico me autorizó a tomar pan blanco en vez del áspero pan negro del régimen carcelario. Es un auténtico manjar. Te parecerá extraño que un simple pan pueda ser un manjar para alguien. Para mi lo es al punto de que cuando termino cada aliento me como una por una las migajas que sobran en mi plato. Y no lo hago por hambre, lo hago simplemente a fin de que no se desperdicie nada de lo que me dan. Así deberíamos estimar el amor."
"Yo también me forjé ilusiones. Creí que la vida iba a ser una brillante comedia y tú uno de sus encantadores personajes. Me di cuenta que la vida era una tragedia asquerosa y horrible, y que la ocasión siniestra de la gran catástrofe eras tú mismo, sin esa máscara de alegría y placer que a ti y a mí nos sedujo y nos descarrió."
Estas son las palabras de alguien al que se le desgarra el alma progresivamente, por no encontrar explicación ni sentido a la justicia. ¿Entonces es por amar que estoy preso?.
En Mayo de 1897 salió de prisión, arruinado y sin un lugar a donde ir. Se reunió de nuevo con Douglas y vivieron juntos hasta finales de 1897 (siento que era lo único que podía avivarle el fuego a Wilde por ese entonces). Sus respectivas familias comenzaron a intentar erradicar la relación con amenazas y entonces decidieron separarse definitivamente.
En Mayo de 1897 salió de prisión, arruinado y sin un lugar a donde ir. Se reunió de nuevo con Douglas y vivieron juntos hasta finales de 1897 (siento que era lo único que podía avivarle el fuego a Wilde por ese entonces). Sus respectivas familias comenzaron a intentar erradicar la relación con amenazas y entonces decidieron separarse definitivamente.
Despechado, humillado y maltratado, el sufrimiento es tal para él que no puede remontar su vida y muere al poco tiempo después, cuando ya no le quedaba nada más.
Rubén Darío puso palabra a todo este escándalo, criticando el salvaje y cruel comportamiento de aportarle todo a alguien para después quitárselo;
"las deformidades, las cosas monstruosas, deben huir de la luz, deben tener el pudor del sol; y que a la sociedad, mientras no venga tina revolución de todos los diablos que la destruya o que la dé vuelta como un guante, hay que tenerle, ya si no respeto, siquiera temor; porque si no la sociedad sacude; pone la mano al cuello, aprieta, ahoga, aplasta."
Siempre ha pasado y siempre pasará. Miguel Hernández, Federico García Lorca, Van Gogh, fueron maltratados, humillados o asesinados por su propia sociedad. Porque la sociedad aniquila el arte.
Porque si no hacemos nada ahora, nos tocará seguir sufriendo.
ShZ.
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