Yo, sin aditivos.


Insípida, sin sal.
Amargada como una rama recién mordida por un perro.
Helada, gélida, fría como el hielo.
Ni una pizca de sal, ni una "miaja" como en mi tierra dirían.
No hay lágrimas.
La "no procrastinación" se convierte en madurez...lástima que sean antónimos.
Voy a aniquilar a todo el que me rechace, como la dulce Salomé.

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